viernes, 2 de abril de 2010

"Que a gusto sería..."

¡Que a gusto sería
sombra de tu cuerpo!
¡Todas las horas del día de cerca
te iría siguiendo!
Y mientras la noche
reinara en silencio,
toda la noche mi sombra estaría
pegada a tu cuerpo.
Y cuando la muerte
llegara a vencerlo,
solo una sombra por siempre serían
mi sombra y tu cuerpo.
Augusto Ferrán.

Hace años dediqué este poema a alguién a quien amé más de lo que pude, a alguién que nunca me quiso. Me rompió el corazón dos veces: la primera cuando me dejó; la segunda cuando descubrí que me había dejado por otra y ni siquiera se atrevió a decírmelo.

Lo triste es que sigo siendo una sombra y ya, ni en sueños, puedo volar tras él.





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